“Ya que no hay ningún poder que no proceda de Dios de este modo como de causa primera y, por tanto, directamente en este sentido. De esta manera aún el poder que directamente conceden los hombres, el rey o el pontífice, lo confiere también Dios como primera causa que influye directamente en aquel efecto y en el acto de la voluntad creada que concede (el poder) a las inmediatas. Sin embargo no se dice que semejante poder absolutamente proceda de Dios directamente, sino solo en cierto sentido, pues la manera próxima es conferido por el hombre y depende de él.”
SUAREZ Francisco S.J.
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